Las Asociaciones Civiles en México
La sociedad y los individuos que la conformamos somos cada día más conscientes de la creciente importancia de las organizaciones de carácter civil, de sus actividades, de sus retos y sus dificultades, de su papel como actores relevantes en el espacio público, y de su potencial como mediadores entre el gobierno y la ciudadanía en todas sus formas. Se reconoce también la importancia de contar con distintas formas de asociacionismo voluntario que permitan dar voz a los diferentes grupos de la población y que contribuyan a detectar problemáticas comunes y participar en sus soluciones, logrando una convivencia social enriquecedora. Sin embargo, pocas veces se mencionan los aspectos prácticos que están detrás del arranque de toda asociación civil y que hacen que todo lo anterior sea posible.
La creación y desarrollo de asociaciones civiles en México está todavía lejos de ser un proceso estable, integrador, socialmente responsable y con visión de futuro. Iniciar una asociación civil requiere no sólo de la voluntad y esfuerzo de sus integrantes, sino del compromiso y liderazgo de unos pocos que dejando de lado su interés particular estén dispuestos en actuar de forma altruista y apasionada, en motivar el entusiasmo de todos en un proyecto común. Para ello será indispensable el cumplimiento de ciertos requisitos que aseguren, desde el inicio, un arranque sólido que permita la posibilidad de operar en un entorno formal y lograr a futuro un impacto real en cualquiera de los ámbitos de acción hacia los cuales se desee orientar el trabajo.
Muchas personas piensan que asociarse en pos de un objetivo común no tiene sentido porque será una pérdida de tiempo o simplemente no hay recursos para ello. Pero la importancia de trabajar asociados es fundamental.
En primer lugar, ayuda a organizarse mejor: se definen las funciones de cada uno, se especifican los objetivos principales y secundarios, se establecen autoridades, se fijan reglas de funcionamiento, etc. Todo eso fortalece la organización.
En segundo lugar, una grupo de personas organizadas tienen mucha mas fuerza que cada una de ellas individualmente; de esta manera, se hace realidad aquel viejo refrán que reza "LA UNIÓN HACE LA FUERZA".
Además, un núcleo constituido y organizado suele atraer y entusiasmar a otras personas. De esta manera, aumenta la participación, se afianza el compromiso de los integrantes y crece la solidaridad social.
Trabajar en la integración para el fortalecimiento constante de las asociaciones con nuevos adeptos, garantiza la validez en la interlocución con organismos estatales y federales para afianzar y agilizar los proyectos y procesos promovidos desde el interior de las asociaciones al contar con una representatividad real y organizada.
El peso de la representatividad de una asociación justifica su existencia y fortalece sus demandas al legitimar las mismas, por eso consideramos a las asociaciones en instrumento adecuado para encauzar y cumplir ordenadamente los objetivos que como sociedad nos fijamos.